Ser impecable con nuestra Palabra implica limpiar precogniciones, sentimientos y nuestra completa percepción de las cosas.
Utilizar nuestra palabra con pulcritud, darle poder, cargarla con Verdad, es todo un arte.
La Verdad que se habla con el Corazón nunca puede herir, porque no lleva consigo carga de juicios, consejos no pedidos, proyecciones personales o críticas.
Para aprender a Hablar y usar con amor nuestra Palabra, primero hay que aprender a escuchar, con inocencia, sintiendo a quien nos habla, escuchando con todos los sentidos. ¿Cómo suena? ¿Cómo se mueve? ¿Qué gestos realiza? ¿Se siente incómod@ o cómod@?
Una vez que rendimos respeto a la Palabra del Otro, tenemos completo derecho de hacer respetar nuestra Palabra.
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Siempre es correcto establecer límites sanos declarando en voz abierta lo que necesitamos, lo que nos hace sentir valoradas y respetadas. Siempre es correcto cuidar de nuestro espacio sagrado, utilizando la palabra como canal para que hable nuestra Guardiana interna, nuestra sabia.
Siempre es correcto decir "no" cuando queremos decirlo.
Siempre es correcto decir "basta" cuando sentimos hacerlo.
Siempre es correcto pedir lo que nos corresponde para equilibrar nuestras relaciones y nunca caer en la tentación de endeudarnos o endeudar al otro.
Siempre es correcto hacer saber nuestras necesidades y respetuosamente hacerlas valer.
Siempre es correcto cortar con una relación que ya no queremos más en nuestra vida, a través de la Palabra hablada desde el corazón.
Siempre es correcto hablar acerca de un malentendido para mirar los puntos de vista de todos los implicados, sacralizando el diálogo y volviendo a la honra de nuestra voz humana.
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