martes, 29 de octubre de 2013

We are all made of stardust

We are all made of stardust. It sounds like a line from a poem, but there is some solid science behind this statement too: almost every element on Earth was formed at the heart of a star.
Next time you’re out gazing at stars twinkling in the night sky, spare a thought for the tumultuous reactions they play host to. It’s easy to forget that stars owe their light to the energy released by nuclear fusion reactions at their cores. These are the very same reactions which created chemical elements like carbon or iron - the building blocks which make up the world around us.
After the Big Bang, tiny particles bound together to form hydrogen and helium. As time went on, young stars formed when clouds of gas and dust gathered under the effect of gravity, heating up as they became denser. At the stars’ cores, bathed in temperatures of over 10 million degrees C, hydrogen and then helium nuclei fused to form heavier elements.  A reaction known as nucleosynthesis.
This reaction continues in stars today as lighter elements are converted into heavier ones. Relatively young stars like our Sun convert hydrogen to produce helium, just like the first stars of our universe. Once they run out of hydrogen, they begin to transform helium into beryllium and carbon. As these heavier nuclei are produced, they too are burnt inside stars to synthesise heavier and heavier elements. Different sized stars play host to different fusion reactions, eventually forming everything from oxygen to iron.
During a supernova, when a massive star explodes at the end of its life, the resulting high energy environment enables the creation of some of the heaviest elements including iron and nickel. The explosion also disperses the different elements across the universe, scattering the stardust which now makes up planets including Earth

viernes, 4 de octubre de 2013

Carta de una mujer indígena

"Soy una mujer indígena, hija de la tierra y el sol, pertenezco a una raza con una cultura milenaria que hoy conservo como un tesoro…Convivo con lo que me rodea, con la lluvia, el viento, la montaña, el cielo…Soy feliz en estas soledades…tengo tiempo para contar las estrellas, tiempo para poner mis sueños al día, para danzar con los pájaros sintiendo el aire fresco del amanecer y hablar en silencio con los animales, con las plantas, con los espíritus…
Sé sembrar con la Luna los frutos del alimento, teñir la lana para hacer el tejido, hacer medicina como me enseñó mi abuela, cantar al nuevo día.
Sé amasar sencillamente con fidelidad y con ternura…Soy mujer indígena, mujer como la Madre Tierra, fértil, callada,  protectora y fuerte.

Yo no sé de economía, ni de bancos, ni de política ni subvenciones. Pero si sé cuándo mi mundo está en peligro y sé cuándo las cosas son buenas o no.
No entiendo de muchas cosas, a la gente del gobierno que vienen con muchas promesas, palabras de aire cuando hay elecciones y después nada, a los que vienen a querer cambiar mi mundo, mis vestidos, mi espiritualidad…los que roban, los que experimentan con mis hijos, o les sacan sus órganos para los winkas ricos, los que mienten, los que me sacan las tierras, los que me explotan, los que intercambian mi arte y mis tejidos por comida o alcohol y me pagan una miseria por el trabajo de meses para venderlos en las ciudades lejanas de Europa.

No entiendo a los que se hacen mis amigos para sacarme conocimientos, los que vienen con grandes máquinas para talar el bosque, los que agujerean la tierra para sacarle su sangre, los que esconden en la comunidad basura en bidones para contaminarnos, los que nos ponen vacunas, los que experimentan con mi sangre, los que tienen buena fe y creen que vienen a ayudarme a integrarme poniéndome cables de luz y trayendo la “caja boba” para confundirme, los que me ponen zapatos, los que quieren cambiar mis costumbres ancestrales, los que me miran como un bicho raro y me sacan fotos, los que quieren que baile por dinero, los que vienen con muchas palabras bonitas a hacer iglesias en nuestros lugares sagrados,
los que intentan esclavizarme con dependencias ajenas a mi cultura, los que entran armados en nuestras tierras para echarnos, a los extranjeros que vienen de vacaciones de guerrilla a enfrentarme con los militares y luego se van protegidos a sus lejanas tierras…a veces las cosas se ponen peor para nuestra gente, nos apresan, nos matan…

Tampoco entiendo a los que me desprecian, los que me ignoran, los que no les importo nada y me roban todo, hasta mi dignidad…

Soy mujer indígena y sé lo que quiero…cambiar cosas, esas cosas que duelen dentro y se van agrandando como la impotencia, el desamparo, la destrucción, las palabras incumplidas, el desamor y ese sentimiento de estar siendo violada constantemente.

Quiero gritar ¡Déjenme en paz!… Quiero seguir viviendo así simplemente, con la tierra y mi gente, la que ríe, la que crea, la que vibra la vida así como es, sin alterar las cosas, la que comparte, la que acaricia, la que no tiene prisa y ama sin esperar nada, la que no se aburre…

Quiero que me respeten, soy mujer de la tierra, fuerte como el árbol que resiste al viento, como el junco en la corriente, firme como la montaña más alta, frágil como el colibrí y dulce como los atardeceres.
Soy mujer indígena, hija de la tierra y el sol y aunque no entienda muchas cosas, sé lo que quiero, tengo esperanza y sé que las cosas van a cambiar."