lunes, 10 de noviembre de 2014

Soledad y Desolación, por Marcela Lagarde

La soledad es la emancipación necesaria.

Nos han enseñado a tener miedo a la libertad; miedo a tomar decisiones, miedo a la soledad. El miedo a la soledad es un gran impedimento en la construcción de la autonomía, porque desde muy pequeñas y toda la vida se nos ha formado en el sentimiento de orfandad; porque se nos ha hecho profundamente dependientes de los demás y se nos ha hecho sentir que la soledad es negativa, alrededor de la cual hay toda clase de mitos.

Esta construcción se refuerza con expresiones como las siguientes ¿te vas a quedar solita?, ¿ Por qué tan solitas muchachas?- hasta cuando vamos muchas mujeres juntas-. La construcción de la relación entre los géneros tiene muchas implicaciones y una de ellas es que las mujeres no estamos hechas para estar solas de los hombres, sino que el sosiego de las mujeres depende de la presencia de los hombres, aún cuando sea como recuerdo.

Esa capacidad construida en las mujeres de crearnos fetiches, guardando recuerdos materiales de los hombres para no sentirnos solas, es parte de lo que tiene que desmontarse. Una clave para hacer este proceso es diferenciar entre soledad y desolación. Estar desoladas es el resultado de sentir una pérdida irreparable. Y en el caso de muchas mujeres, la desolación sobreviene cada vez que nos quedamos solas, cuando alguien no llegó, o cuando llegó más tarde. Podemos sentir la desolación a cada instante.

Otro componente de la desolación y que es parte de la cultura de género de las mujeres es la educación fantástica par la esperanza. A la desolación la acompaña la esperanza: la esperanza de encontrar a alguien que nos quite el sentimiento de desolación. La soledad puede definirse como el tiempo, el espacio, el estado donde no hay otros que actúan como intermediarios con nosotras mismas. La soledad es un espacio necesario para ejercer los derechos autónomos de la persona y para tener experiencias en las que no participan de manera directa otras personas.

Para enfrentar el miedo a la soledad tenemos que reparar la desolación en las mujeres y la única reparación posible es poner nuestro yo en el centro y convertir la soledad en un estado de bienestar de la persona. Para construir la autonomía necesitamos soledad y requerimos eliminar en la práctica concreta, los múltiples mecanismos que tenemos las mujeres para no estar solas. Demanda mucha disciplina no salir corriendo a ver a la amiga en el momento que nos quedamos solas.

La necesidad de contacto personal en estado de dependencia vital es una necesidad de apego. En el caso de las mujeres, para establecer una conexión de fusión con los otros, necesitamos entrar en contacto real, material, simbólico, visual, auditivo o de cualquier otro tipo. La autonomía pasa por cortar esos cordones umbilicales y para lograrlo se requiere desarrollar la disciplina de no levantar el teléfono cuando se tiene angustia, miedo o una gran alegría porque no se sabe qué hacer con esos sentimientos, porque nos han enseñado que vivir la alegría es contársela a alguien, antes que gozarla. Para las mujeres, el placer existe sólo cuando es compartido porque el yo no legitima la experiencia; porque el yo no existe.

Es por todo esto que necesitamos hacer un conjunto de cambios prácticos en la vida cotidiana. Construimos autonomía cuando dejamos de mantener vínculos de fusión con los otros; cuando la soledad es ese espacio donde pueden pasarnos cosas tan interesantes que nos ponen a pensar. Pensar en soledad es una actividad intelectual distinta que pensar frente a otros.

Uno de los procesos más interesantes del pensamiento es hacer conexiones; conectar lo fragmentario y esto no es posible hacerlo si no es en soledad. Otra cosa que se hace en soledad y que funda la modernidad, es dudar. Cuando pensamos frente a los otros el pensamiento está comprometido con la defensa de nuestras ideas, cuando lo hacemos en soledad, podemos dudar. Si no dudamos no podemos ser autónomas porque lo que tenemos es pensamiento dogmático.

Para ser autónomas necesitamos desarrollar pensamiento crítico, abierto, flexible, en movimiento, que no aspira a construir verdades y esto significa hacer una revolución intelectual en las mujeres. No hay autonomía sin revolucionar la manera de pensar y el contenido de los pensamientos. Si nos quedamos solas únicamente para pensar en los otros, haremos lo que sabemos hacer muy bien: evocar, rememorar, entrar en estados de nostalgia.

El gran cineasta soviético Andrei Tarkovski, en su película “Nostalgia” habla del dolor de lo perdido, de lo pasado, aquello que ya no se tiene. Las mujeres somos expertas en nostalgia y como parte de la cultura romántica se vuelve un atributo del género de las mujeres. El recordar es una experiencia de la vida, el problema es cuando en soledad usamos ese espacio para traer a los otros a nuestro presente, a nuestro centro, nostálgicamente. Se trata entonces de hacer de la soledad un espacio de desarrollo del pensamiento propio, de la afectividad, del erotismo y sexualidad propias.

En la subjetividad de las mujeres, la omnipotencia, la impotencia y el miedo actúan como diques que impiden desarrollar la autonomía, subjetiva y prácticamente. La autonomía requiere convertir la soledad en un estado placentero, de goce, de creatividad, con posibilidad de pensamiento, de duda, de meditación, de reflexión. Se trata de hacer de la soledad un espacio donde es posible romper el diálogo subjetivo interior con los otros y en el que realizamos fantasías de autonomía, de protagonismo pero de una gran dependencia y donde se dice todo lo que no se hace en la realidad, porque es un diálogo discursivo.

Necesitamos romper ese diálogo interior porque se vuelve sustitutivo de la acción ; porque es una fuga donde no hay realización vicaria de la persona porque lo que hace en la fantasía no lo hace en la práctica, y la persona queda contenta pensando que ya resolvió todo, pero no tiene los recursos reales, ni los desarrolla para salir de la vida subjetiva intrapsíquica al mundo de las relaciones sociales, que es donde se vive la autonomía. Tenemos que deshacer el monólogo interior.

Tenemos que dejar de funcionar con fantasías del tipo: “le digo, me dice, le hago”. Se trata más bien de pensar “aquí estoy, qué pienso, qué quiero, hacia dónde, cómo, cuándo y por qué” que son preguntas vitales de la existencia. La soledad es un recurso metodológico imprescindible para construir la autonomía. Sin soledad no sólo nos quedaremos en la precocidad sino que no desarrollamos las habilidades del yo. La soledad puede ser vivida como metodología, como proceso de vida.

Tener momentos temporales de soledad en la vida cotidiana, momentos de aislamiento en relación con otras personas es fundamental. y se requiere disciplina para aislarse sistemáticamente en un proceso de búsqueda del estado de soledad. Mirada como un estado del ser – la soledad ontológica – la soledad es un hecho presente en nuestra vida desde que nacemos. En el hecho de nacer hay un proceso de autonomía que al mismo tiempo, de inmediato se constituye en un proceso de dependencia.

Es posible comprender entonces, que la construcción de género en la mujeres anula algo que al nacer es parte del proceso de vivir. Al crecer en dependencia, por ese proceso de orfandad que se construye en las mujeres, se nos crea una necesidad irremediable de apego a los otros. El trato social en la vida cotidiana de las mujeres está construido para impedir la soledad. El trato que ideológicamente se da a la soledad y la construcción de género anulan la experiencia positiva de la soledad como parte de la experiencia humana de las mujeres.

Convertirnos en sujetas significa asumir que de veras estamos solas: Solas en la vida, solas en la existencia. Y asumir esto significa dejar de exigir a los demás que sean nuestros acompañantes en la existencia; dejar de conminar a los demás para que estén y vivan con nosotras.

Una demanda típicamente femenina es que nos “acompañen” pero es un pedido de acompañamiento de alguien que es débil, infantil, carenciada, incapaz de asumir su soledad. En la construcción de la autonomía se trata de reconocer que estamos solas y de construir la separación y distancia entre el yo y los otros.


http://vrdelafuente.wordpress.com/2012/06/12/marcela-lagarde/

lunes, 29 de septiembre de 2014

SEXSURFING (FRAGMENTO)

El sexo, como la belleza, se basta para ofrecer una tregua al mundo pues sólo las pasiones intensas fijan el destino de las cosas.
Cierra los ojos y se vuelve de espaldas: su ano es un pliegue pequeño y perturbador como la fotografía del orificio de una bala.
Y el vello de su coño es breve, casi rojo, como un montoncito de marihuana quemándose en la palma de la mano.
No me importa quién soy yo mirando aquí, ni siquiera me pregunto qué es toda esta incertidumbre que me rodea.
Me considero demasiado insignificante para hacerme preguntas y sé que quien pregunta altera el curso del universo.
Soy en cualquier caso alguien que busca un lugar donde refugiarse y sabe que el sexo es el último refugio, la última resistencia.
Ella se pone boca arriba y sonríe. Sus pechos se agitan debajo de la camiseta como se agita un postre de gelatina.
No, afirma desde el fondo de la pantalla, el sexo es el principio. Es volver a iniciar una relación íntima con las cosas. Ser conscientes de la materia con que estamos hechos.
Las cosas se perdieron y nosotros nos perdimos de las cosas.
Hay una sensación de urgencia. Hay algo peligroso dentro de nosotros.
Hace cada vez más frío.
Porno ficción
Diego Doncel

sábado, 27 de septiembre de 2014

En medio de una Tierra antigua donde el tiempo parece detenerse, experimentas un nuevo ritmo vital. El aquí y ahora es el secreto de ese lugar.
Nada puedes planear, allí el ritmo te indica que debes soltarte sin forzar ninguna situación ni pensar que tú puedes dirigir, la vida se encarga amablemente de ello a cada instante.
Mujer sanadora y bruja, arquitecta de sueños, de nuevos mundos.. mujer sabia y viajera.
De pequeña escuchabas el desdichado canto de otros tiempos, caminabas despacio, mantenías el silencio.. el olvido como dogma.
Educaron tu ego, murmullo de siglos, ya poco quedaba.
Rígida e inmóvil, descubriste en el rugido del Universo y en el murmullo de los árboles, que lo femenino es la magia, la unión.. que no hay saber que se aprenda en la domesticación.
Creíste morir muchas veces, y encontraste en algún lugar la fuerza de seguir. Bailaste sola, y fue la danza más lograda al aprender por ti misma a caminar.
Pasaste noches en blanco, noches en negro, noches en rojo, noches de luz y de sombras. Noches de miles de estrellas. Te entregaste. Te protegiste. Fuiste herida e inevitablemente, heriste.
Mantuviste intacta la mirada. La que te define, la que te hace saber que ahí estás, que seguirás estando y nunca dejarás de estar. Construiste cimientos propios, en tiempos donde tu edificio recién se empezaba a erigir.
Ya eres aquella luz que tanto anhelas, todo aquello que pides y piensas.
Y en aquel tiempo también lo eras, sólo que no lo sabías. Hoy eres espejo de todas, y al verte reflejada en esta danza cotidiana, emerge tu memoria.. ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.
Tu miedo más profundo no es que seas inadecuada, tu miedo más profundo es que eres inmensamente poderosa. Es tu luz, no la oscuridad, lo que más asusta. Jugar a ser pequeña no sirve al mundo.
A medida que permites que tu luz se irradie, inconscientemente permites que otras personas hagan lo mismo. Y al liberarte del miedo, tu presencia automáticamente libera a los demás.
Estas siendo llamada a brillar, desde tu espacio Sagrado Femenino, con alegría, sin domesticación.. entendiendo que la riqueza habita en tu interior y sólo basta conectar con ese secreto íntimo para comenzar a sanar, transitar por el sendero que elijas, camino medicinal en tu estancia en la Tierra, aquí y ahora, siempre.

martes, 9 de septiembre de 2014

De la propiedad de los cuerpos.

Tenía 5 años, la primera vez que un niño me levantó la falda. Creo que 6 la primera vez que jugaron a pellizcarme el culo. A partir de los 12, comencé a sufrir las miradas lascivas de hombres que con olor a vino y con un cigarro en la mano gritaban cosas que yo aún era incapaz de entender.
 
Para qué continuar con lo que vino después. Llegó la adolescencia y la moral vacía que te habían enseñado toda la vida. Sin saber porqué, tú evitabas a toda costa ser tocada pero no porque tu cuerpo te pertenecía, sino porque pertenecía a Dios, a tu padre, a tu hermano o a cualquier otro agente de socialización que te imponía ser casta y pura. Durante años andas confundida, dando vueltas en espiral alrededor de mandatos, normas e imposiciones que se entremezclan con amagos de rebeldía e inconformismo que te hacen caer en la culpabilidad y en la repulsa social.
 
Un día normalizas que tu cuerpo no es tuyo. Tal y como dice Foucault, tu cuerpo está inmerso en un sistema político, donde las relaciones de poder que operan sobre él, le obligan a ejecutar unas ceremonias, a convertir tu cuerpo en un “cuerpo dócil” mediante disciplinas corporales que no están en los agentes de socialización (escuela, familia, iglesia…) sino en todas partes, ocultas como manos invisibles que te dan forma a su antojo.
 
Estas disciplinas te atrapan, te enjaulan y te culpabilizan. Aquellas disciplinas hechas para justificar su violencia. Y día tras día, van pasando los años; evitando miradas, esquivando sombras en la noche, lanzando sonrisas sin contenido aparente y sobre todo evitando tropezarte  con aquella culpabilidad irracional que la sociedad patriarcal te imprime ante el más mínimo asomo de autonomía. “Miras hacia atrás cuando caminas, no vayas sola por la calle, no lleves minifalda solo cuando tu chico te lo pida… (ver las Recomendaciones para evitar una violación hechas por el Ministerio del Interior).
 
Y cuando pones la televisión encuentras que hace 2 días  violaron una chica en la Feria de Málaga, los “presuntos” violadores quedan libres y su alcalde declara que “una violación son cosas que pasan” , que León de Riva declara que “le da reparo subir en un ascensor por miedo a lo que pueda pasar” ante una denuncia de violación de una joven en Valladolid, que hace 6 días mataron a otra mujer víctima de lo que Ana Botella llama violencia doméstica (como si fuese un accidente casual)… Y entonces, miras atrás y piensas en todas las veces que bajaste la cabeza ante cualquier palabra que ellos catalogan como “piropo” pero que a ti te expropia el alma, en cada vez que tuviste que decir NO a gritos en una discoteca porque “cuando una mujer dice no quiere decir sí”, en cada vez que te cambiaste de ropa en casa pensando en qué reacciones no querías provocar…
 
Y de los más profundo y abigarrado de tu alma, te sale un sonoro: BASTA! Que te rompe, te resquebraja en mil pedazos intentando rehacer esa identidad que no te dejaron construir, intentando reconocer ese cuerpo que te expropiaron, intentando reabrir heridas para ver si la sangre las saca del anonimato. Y entonces te reconoces, dentro de la sociedad de la violencia normalizada, donde el acoso no está penado y se camufla detrás del halago, donde las violaciones se esconden detrás de  relaciones sexuales consentidas “a medias”, donde la utilización de los cuerpos de las mujeres como objetos de consumo se muestran tras vallas publicitarias, donde los micromachismos siguen siendo una invención de unas pocas feminazis que “lo que necesitan es un buen polvo”…  
Y te da tanto asco, que decides escribir esto en una tarde de Agosto a ver si visibilizandonuestra rabia e indignación conseguimos hacer retroceder a la cultura de la violación. Cuando una mujer dice no es no! Basta ya de violencia patriarcal! 
https://www.diagonalperiodico.net/blogs/javierpadillab/la-propiedad-cuerpos.html

martes, 2 de septiembre de 2014

Nada es verdad.

Fue hace bastantes años. Estaba tumbado en el sofá del salón de la casa mi abuela viendo la típica película de sábado por la tarde. Un huracán amenazaba la tranquilidad de un pequeño pueblo estadounidense. Los protagonistas, una idílica familia norteamericana perfectamente integrada en una comunidad de honrados trabajadores y pequeños propietarios, resistían los embistes de una espectacular tormenta ciclónica que amenazaba con destruir todo por lo que los padres fundadores habían luchado en el pasado. Mi abuela llevaba un buen rato dormida cuando el estruendo de un relámpago que impactó en la pequeña iglesia de madera blanca la despertó súbitamente. Miró con horror la pantalla de la televisión: “qué desgracia, pobre gente”, y se volvió a dormir. Obviamente la iglesia no ardió. Milagro, USA.
Desde aquel día me fijé en algo en lo que antes no había reparado: que mi abuela, que por entonces debía tener casi 90 años, creía que casi todo aquello que veía fugazmente en televisión era verdad. Al contrario de lo que pueda parecer, mi abuela por entonces tenía intactas sus facultades intelectuales. La pregunta no es que cómo era posible que no pudiese distinguir la realidad de la ficción -al fin y al cabo ese tipo de efectos especiales eran bastante novedosos- sino que cómo sabemos nosotros, ahora, qué es verdad y qué es mentira.
Gracias a internet podemos informarnos tanto por los medios de comunicación de masas como por la llamada prensa alternativa. A una distancia de dos enlaces tenemos los datos de la última encuesta de población activa y el documental donde se desvela que Obama es un reptiliano. A no ser que seas un conspiranoico que cree que el gobierno nos fumiga diariamente con veneno para contentar a sus socios extraterrestres, lo lógico es saber discernir perfectamente cual de esas noticias es verdad: ninguna. La gente cree estar muy bien informada, tiene la certeza de poder conocer tanto al versión oficial de cualquier asunto como la alternativa y, dependiendo de sus filias o fobias, se posiciona de forma maniquea. Da igual que sea sobre la guerra de Ucrania, la de Siria, el virus del ébola o el juicio de Isabel Pantoja, la gran mayoría quiere tener una opinión y cree tenerla en base a datos e informaciones que ha buscado o recibido. Todo eso no es más que un despropósito.
El otro día leía la noticia en el un medio digital editado por veteranos norteamericanos que Abu Bakr al-Baghdadi, el líder del ISIS (“Estado Islámico”, el nuevo grupo islamista que dice querer implantar un califato de aquí a Pequín), era en realidad Elliot Shimon, un agente del MOSSAD. Adjuntaban una fotografía actual del líder junto a otra supuestamente más antigua donde posa junto a una mujer. Se parecen mucho, sí, y qué. Más allá de lo fiable o no que pueda ser un medio o de lo verosímil que pueda parecer una noticia, lo cierto es que a día de hoy es imposible sacar ninguna conclusión a partir de una fotografía o un vídeo. Los editores de imagen son tan avanzados que es muy difícil discernir si lo que estamos viendo es una imagen tal cual o ha sido retocada, si lo que estamos viendo es verdad o no. Pensad en los vídeos virales, en aquel mono que coge un kalashnikov y se pone a pegar tiros o algunos de esos donde un tipo lanza un balón desde no sé cuántos metros, rebota tres veces y encesta. ¿Cuántas veces nos la han colado?
La verdad, como juicio veraz y objetivo, es imposible. Cuanto más pretenda uno informarse, más elementos aparentemente verosímiles y a la vez enfrentados tendrá a su disposición. Más allá de lo que uno quiera creer, lo cierto es parece que no podemos ya alcanzar ningún conocimiento verdadero sobre casi ningún hecho. Todo parece verdad y todo parece mentira. Posicionarse ante un hecho es más una inclinación, creer una versión porque interesa personalmente o porque responde a unas ideas preconcebidas.
Voy más allá. Ni siquiera los hechos basados en datos son verdad. Todo dato, toda experiencia, no es más que una interpretación o la suma de varias. Decía Nietzsche en “La Voluntad de poder” que “lo necesario es que algo deba ser tenido por verdadero, no que algo sea verdadero”. El matiz es importante. Los humanos, como el resto de animales, deben sobrevivir en un mundo que les es hostil. A diferencia de otras especies animales, los humanos basan su seguridad no en ciertas capacidades físicas sino en la llamada capacidad intelectual. Lo que le da seguridad al humano son las verdades, construcciones intelectuales y reflexivas sobre las cosas y los hechos que pretenden ser objetivas. La verdad, como todo pensamiento racional, es una construcción, no una realidad en sí. El hombre crea a su medida un mundo inteligible, categórico, esencialista, conceptual, ordenado y comprensible frente a la realidad del caos y el orden de la naturaleza para protegerse, para sobrevivir.
La Verdad, como idea y concepto, es ante todo una valoración útil y necesaria para la existencia de la mayoría de humanos. “La verdad es apariencia. Verdad significa realización de poder, elevación a la mayor potencia. Para Nietzsche, nosotros los artistas = nosotros los buscadores del conocimiento o de verdad = nosotros los inventores de nuevas posibilidades de vida” (Deleuze). El problema surge cuando los humanos olvidan su naturaleza creadora, el recurso originario para evitar el abismo de una existencia incomprensible. Es decir, lo que permitió al humano sobrevivir le ha acabado esclavizando:
“En este mismo momento se fija lo que a partir de entonces ha de ser Verdad, es decir, se ha inventado una designación de las cosas uniformemente válida y obligatoria, y el poder legislativo del lenguaje proporciona también las primeras leyes de verdad, pues aquí se origina por primera vez el contraste entre verdad y mentira”
Nietzsche
La humanidad desea sobrevivir no sólo a su existencia, sino a si misma. La “voluntad de verdad” es una expresión de la “voluntad de poder”, es decir, de dominación. Dominar la experiencia de la vida a través de la creación de la verdad, dominar al resto de animales, dominar la naturaleza. A partir de las verdades creadas los hombres y mujeres imponen sus conceptos, sus interpretaciones, al resto de existencias: trata de doblegar a la vida y a todo lo existente. La humanidad, en un sentido estricto, es una especie totalitaria. Y toda esa voluntad de poder, de imposición, nace de su miedo a la vida tal y como es.
La utilidad de una verdad reside en su capacidad para permitirnos vivir con seguridad, sobrevivir, conservarnos, potenciarnos. La verdad es, en definitiva, una creencia necesaria para seguir existiendo, nuestra defensa frente al peligro de la vida. A diferencia del resto de animales, nuestra supervivencia se basa en el autoengaño. Nuestra verdad es la gran mentira, y en base a ella hemos esclavizado al resto de cosas y existencias sin darnos cuenta de que hemos sido rehenes de nuestro propio mecanismo para sobrevivir. Nuestra existencia, en definitiva, es la gran mentira.
Parece que sólo nos queda la máxima “nada es verdad, todo está permitido”, y sin embargo también es mentira. Lejos de ser un mantra ultraescéptico, la cita popularizada por William S. Burroughs pertenece a Hassan I Sabbah, un místico ismailita líder de los famosos hashshashín, cuyo significado real es que el mundo visible es irreal en comparación con la divinidad. Al contrario de lo que pensaba Nietzsche, Hassan I Sabbah no se refería a ninguna transvaloración de los valores transcendentales y, por lo tanto, el nihilismo; sino que el mundo tal y como lo conocemos no es tan verdad/real como la realidad de Allah, por lo que los iniciados ismailis estaban exentos de seguir las leyes terrenales. Y aunque no creamos en ese otro mundo celestial y divino en el que creían ellos, podríamos quedarnos y recuperar su actitud frente a lo terrenal -lo sociocultural- para evitar nuestra propia trampa y, tal vez, vivir una existencia mucho más decente.

Diego Volia
De: http://revistanada.com/2014/08/19/nada-es-verdad/

jueves, 21 de agosto de 2014

Las brujas no son mujeres

Por Yan Quimera
Nunca he cambiado porque alguien me haya convencido de su buena o verdadera idea. Nunca he cambiado porque me haya convencido una buena o justa acción. Siempre he cambiado a base de hechizos, sean estos relaciones, teorías, prácticas, narraciones ... Y justamente, de por sí, un hechizo desdibuja estas fronteras. Cambios que se me han presentado primero como brujería. Cada orgía un akelarre. Cada saber y práctica nuevo, un hechizo. Cada miembra de la manada, una bruja …
Las brujas ha existido y siguen existiendo. Las brujas eran, y son, las heréticas al orden heteropatriarcal. Las brujas no son ni una fantasía de cuentos de hadas, ni la fantasía de cuentas de hados … Brujería es una palabra que nos han robado para reemplazarla por política. Y arte. Y ciencia. Y conocimiento … Una actividad diurna y normalizada, incapaz de subvertir este mismo orden.
La historia oficial (la narración consensuada) oscila entre la negación y la negación. La negación de que la caza de brujas haya sido la base del establecimiento de la sociedad occidental actual. Y la negación de que hayan sido brujas …
La primera niega que haya sido un proyecto de exterminio con fines muy claros: la eliminación voluntaria y organizada de las que manifestaban una oposición y una diferencia a la universalización de la norma entonces en expansión. Esta primera negación proviene del lado de los que defienden la norma actual desde su lado derecho.
La segunda niega que las brujas eran más que mujeres. Se niega, bajo el pretexto paternalista de defenderlas, que eran mujeres opuestas al orden heteropatriarcal. Una postura victimizante que pretende transformar las brujas en mujeres “normales”, cuando eran mujeres que se definían precisamente en oposición a esta norma, cuando eran feministas. Por la misma ocasión, se minimiza la violencia del orden heteropatriarcal, presentando la caza de brujas como un exceso ocasional de este orden y no como su característica estructural. Se abre la puerta a que este poder pueda ser otra cosa. Una negación que viene esta vez del lado izquierdo, que pretende que este poder ya no es el mismo y que las brujas, como tan, no existían. Negando así que pueden existir todavía.
La caza de brujas ha sido un exterminio de antagonistas y desertoras a la norma. Tenían prácticas sexuales opuestas a la heterosexualidad y vivían autónomas del patriarcado. Tenían modos de vida organizado en redes que combinaban la creación de zonas autónomas con el nomadismo y que se oponían a la herencia patriarcal y estatal de la tierra y de las riquezas. Tenían saberes situados y órdenes simbólicos propios que se oponían a la centralización del conocimiento y a la teología dogmática. Trabajaban para ellas o no trabajaban y se oponían a la relación jerárquica feudal y matrimonial. La caza de brujas ha sido una guerra total (militar, ideológica, cultural, de género, sexual, territorial, económica) para conseguir la modernización (es decir la fase imperialista, totalitaria y estatal) del régimen heteropatriarcal. La caza de brujas ha sido ante todo una normalización planeada y sistemática.
La imagen folklórica que, hoy en día, se tiene de “la Bruja” es el reflejo de esta normalización. Una imagen que nos presenta una bruja sin brujería, una mujer que tenía más relación con la “naturaleza” por su propia naturaleza. Con esta visión esencialista, se niega que las brujas, de por su identidad elegida de heréticas, habían conseguido desarrollar por sí solas su conocimientos. Que habían obtenido estos conocimientos por medio de sus prácticas y no por medio de unas supuestas características innatas que les permitían entender mejor las plantas, el cuerpo, la tierra … Y se limita así, retrospectivamente, estos conocimientos a algunas pócimas de plantas y hechizos esotéricos sin efectos tangibles. Se opone la brujería a la técnica y ciencia “moderna”. Se mantiene la idea de que sus prácticas eran pre-lógicas, pre-científicas, cuando eran las que tenían el saber más amplio del momento.
Las brujas no tenían más conocimientos sobre la “naturaleza” sino sobre el “entorno”. Las brujas eran las más hi-tech del momento. Las brujas ya eran ciborgs. Manipulaban los signos, símbolos, objetos y cuerpos para transformar efectivamente el mundo, a base de leyes enunciadas y enunciados leídos, a base de narraciones constitutivas de nuevas realidades, a base del uso de la química y de sus posibilidades para alterar las capacidades mentales, a base de intervenciones sobre el cuerpo para alterar sus funciones, a base de prácticas sexuales capaces de generar identidades no normativas … Sus hechizos eran efectivos y hoy se encuentran catalogados bajo la categoría de arte, política, filosofía, técnica, ciencia, sexualidad … La brujería era, y es, la manipulación y transformación efectiva del mundo a base de hechizos. Las brujas eran, y son, las heréticas al orden heteropatriarcal. Y ni la represión, ni la asimilación las harán desaparecer, porque son las que efectivamente tienen la capacidad para cambiar el mundo. Necesitamos otra forma de política, y puede ser que esta forma no sea otra cosa que la brujería. Y el hechizo más efectivo para esto es reconocernos como brujas.

Extraído de: Http://info.nodo50.org/Las-brujas-no-son-mujeres.html

lunes, 23 de junio de 2014

Minerva Margarita Villareal

Azul desde la niebla el silencio me cerca

sobre un barco que parece ser cama en un mar que congela
Este cuarto es la cárcel
la corriente del viento en boca del estómago
la nublazón en su círculo de ámbar
Oscura entre las sombras
que desde el muelle arrastran
se me doblan las piernas
se me viene la náusea
se me entumen los huesos
y el silencio me llama
mas su aliento es palacio
es ventana de un reino que duerme
La luz de los relámpagos
y dentro la catástrofe
demonios al interior del vientre
todos los colores en su lucha
el miedo la fuerza de no poder estar
la dimensión alejando la muerte
No pude darte el viento
No pude darte lo que más quiero
el viento que por ahora no puedo tocar y veo tras la ventana
El cielo
y el amor pasa
atraviesa mi carne
Velaré por ti así sea la carne devorada
Éste es el círculo
Una anciana el desierto hace miles de años
el testamento y su definición
su pañoleta y la vida en su falda
y el fuego en sus manos
Sin poder levantarme
un ardor en medio del estómago
como si le hablara a la piedra
al derrumbe de piedras
que se vuelcan encima
de la cama o el barco
que se nubla
de polvo
Tú venido del origen
también en este hoyo
brilla una señal
una lesión
como dos polos que la nutren
hasta formar en una hebra de aire
un pensamiento
Desde esta luz de infierno yo te llamo
como si le hablara
a la piedra
En algún sitio me oirás
y volverás para que ella florezca
Éste es el círculo
algo estaba por llegar
niebla de todos los días
garras de aire
infierno
Necesito que vuelva
la vida

martes, 17 de junio de 2014

Ser impecable con nuestra Palabra implica limpiar precogniciones, sentimientos y nuestra completa percepción de las cosas.

Utilizar nuestra palabra con pulcritud, darle poder, cargarla con Verdad, es todo un arte.

La Verdad que se habla con el Corazón nunca puede herir, porque no lleva consigo carga de juicios, consejos no pedidos, proyecciones personales o críticas. 

Para aprender a Hablar y usar con amor nuestra Palabra, primero hay que aprender a escuchar, con inocencia, sintiendo a quien nos habla, escuchando con todos los sentidos. ¿Cómo suena? ¿Cómo se mueve? ¿Qué gestos realiza? ¿Se siente incómod@ o cómod@?

Una vez que rendimos respeto a la Palabra del Otro, tenemos completo derecho de hacer respetar nuestra Palabra.

***

Siempre es correcto establecer límites sanos declarando en voz abierta lo que necesitamos, lo que nos hace sentir valoradas y respetadas. Siempre es correcto cuidar de nuestro espacio sagrado, utilizando la palabra como canal para que hable nuestra Guardiana interna, nuestra sabia.

Siempre es correcto decir "no" cuando queremos decirlo.

Siempre es correcto decir "basta" cuando sentimos hacerlo.

Siempre es correcto pedir lo que nos corresponde para equilibrar nuestras relaciones y nunca caer en la tentación de endeudarnos o endeudar al otro.

Siempre es correcto hacer saber nuestras necesidades y respetuosamente hacerlas valer.

Siempre es correcto cortar con una relación que ya no queremos más en nuestra vida, a través de la Palabra hablada desde el corazón.

Siempre es correcto hablar acerca de un malentendido para mirar los puntos de vista de todos los implicados, sacralizando el diálogo y volviendo a la honra de nuestra voz humana.

lunes, 21 de abril de 2014

Al principio era Dios. Él guardaba el libro de instrucciones del universo y establecía el lugar de cada individuo en el mundo. Todo estaba justificado en la divinidad y los poderes supranaturales. Después llegó la ciencia y se llevó a Dios por delante. El orden del mundo estaba justificado por la economía, la sociología, la antropología y el resto de disciplinas que justificaban el porqué de las cosas. La desigualdad, la injusticia, el abuso, se presentaban camufladas entre las leyes de la naturaleza.
Luego vinieron las máquinas y los algoritmos. La actividad del globo terráqueo se llevó a una nube eléctrica que partía el mundo en dos. Lo que se hacía aquí y lo que se hacía allí. En la tierra se desempeñaban los trabajos físicos y se producían los intercambios materiales. En el cielo artificial se establecía el precio de las cosas y la distribución de la riqueza mundial.
Miles de máquinas chupaban toneladas de electricidad para mantener y alimentar ese mundo paralelo donde se forjó el capitalismo de la información. Las matemáticas suplantaron a Dios y a las ciencias humanas.
Los modelos económicos se convirtieron en el estiércol que nutría una creencia planetaria de que la economía suponía el principio y el fin del mundo. Era lo que amamantaba y, a la vez, llenaba de pestilencia a esa nueva visión existencial. No había entidad espiritual capaz de competir con una fórmula embutida en decenas de cifras y letras.
Y ocurrió que la eficacia de las máquinas refinaron tanto los modelos económicos que los dotaron de vida propia. Su lógica y sus criterios se impusieron sobre los argumentos humanos y el hombre quedó como un elemento residual de la mecánica de los mercados.
La historia del hombre es la historia del intento de dominar a otros hombres. No siempre pudieron y por eso inventaron las máquinas. Los humanos dominaron la tecnología y crearon millones de aparatos que trabajaban para ellos. Tantos que la existencia ya no se entendía sin cientos de dispositivos alrededor. Tantos que un individuo sin gadgets era un cervatillo en un coto de caza.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Minicuento/Fusil

"Ese día, él despertó y decidió tomar otro camino para ir al trabajo, pero pronto se perdió y se halló en medio de una extraña calle, con imposibles edificios como salidos de un sueño. No se oía ningún ruido ni se veía ningún alma.
De repente, notó que a lo lejos alguien se acercaba. Resultó ser una bella joven que le sonreía. Él preguntó:-¿Sabe en dónde estamos?
-Estamos en un sueño, de eso estoy segura.
Él dijo-Pues estoy seguro de que yo no estoy soñando.
-Pues claro –dijo ella-, soy yo la que está soñando, y este es mi sueño.
Y entonces él se disolvió en la nada, porque ella despertó"

Rilke

“La muerte es grande./ Somos los suyos/ de riente boca./ Cuando nos creemos en el centro de la vida/ se atreve ella a llorar/ en nuestro centro”.
Tempestad interna, hace tiempo dejó de ser soportable.
El viento sopla desde los cuatro vientos cardinales, tu interior escandalizado, y no hay dios que lo componga.
Las noches con ojos encendidos, los días perdidos en tus líos. El bullicio mental es ensordecedor, el revuelto de ideas, inteligible. Y ya no puedes más...
En medio de la guerra que es tu...

Manuel Fernández del Riesgo

"Como decía Ortega y Gasset, el hombre es preocupación e historia, pues tiene la ardua tarea de intentar hacerse a sí mismo. Aventura en la que unas veces “se acertará” y otras no. El problema está en que la libertad no hay que entenderla solo como “libertad de” (ausencia de impedimentos), sino sobre todo como “libertad para”: capacidad de decisión orientada por concepciones y valores, que pueden perfilar un compromiso responsable y en constante autosuperación. Y esto es lo que hoy está en crisis".

GITS

Se puede argumentar lo mismo para su ADN, que no es más que un programa diseñado para preservarse a sí mismo [...] Y la vida, cuando se organiza en especies, depende de los genes para preservar su memoria.

Y la memoria no puede ser definida, pero define la humanidad.
[...]Quemamos para que no nos quemen. Rompemos para que no rompan nuestros sueños. Corremos para que no se nos escape el futuro. Reímos para que no nos dome la pena. Nos levantamos porque tenemos a nuestrxs compañerxs al lado, sangramos juntxs y caminamos juntxs.[...]

Perros rabiosos, caballos muertos.

El masticador


La presa aún vive mientras la devoro.

Mirada fálica de un macho cabrío.

Mientras el perro aguarda en la puerta,

se derrite melifluamente el sol

y la noche sólo engendra noche.

Monstruos riendo a mi lado.

Esto es una nueva procesíón;

las escaleras dan a un sitio desconocido:

al lugar donde nací, creo.

Ruidos de cuerpos amontonados,

cadáveres amontonados que engullo.

Máscaras más humanas que lo humano.

Bajo bóvedas acuchilladas por la humedad,

ordenados en fila, os doto de conocimiento.

Desgarro piel; descuartizo ubres.

Juego con niños moribundos,

desollando sus jugosos cuerpos.

Anido con mi mal en vuestro cuerpo.

Yo soy vuestros miedos.

Quiero violar vuestro inconsciente.

Acudid a los brujos de mi jardín…

¡Aquelarre!

Soy el poeta de ambientes obsesivos.

Soy el masticador.

la mirada que emerge de vuestros odios ocultos;

el masturbador de conciencias.

Esculpo la vida entre el placer y el deseo.

Revolveos en vuestras camas,

en el silencio, destrozaré vuestra seguridad.

Brotará la sangre ante mis mordiscos;

vuestros recuerdos más dolorosos.

Yo siseo en escena

cuando posáis vuestras manos en las sombras.

Perfilo vuestras sonrisas ante el dolor ajeno.

Soy vuestra angustia ante la pasión.

Creo vuestros sueños inalcanzables,

la magia que nunca os dieron.

Porque el deseo en sí es lo que llena el corazón.

No podéis huir…Me necesitáis…Soy atemporal.

Soy vuestro estertor de muerte.

Soy el poeta de ambientes obsesivos.

Soy el masticador.



Caballo muerto


Todo en ti son recuerdos y locura.

Caballo muerto; demente martirizado;

esquivo visitante de la realidad;

humeante fantasma del océano dolorido;

danzador del escenario humano.

Todo en ti son recuerdos y locura.

Tarde que cae. luces crepitando.

Equino de ojos ausentes;

jamelgo de huesos abatidos.

Golpeado con estacas…

Ensañamiento del pasado.

Una escena rodeada por idiotas.

Caballo muerto,

todo en ti son recuerdos y locura.

Sonrisas color yema.

Máscara azteca de madera,

observando desde la pared.

¿ por qué relinchar, por qué protestar?

Hoy o mañana, esto acabará así.

Cientos de verdugos rodeándote.

Rondando al mártir que se cree hombre.

Amasijos de sangre y tendones.

Golpes en el vientre,

resonando como tambores en procesión.

Todo brota como aliento.

Caballo muerto,

todo en ti son recuerdos y locura.

Ritmo mortecino; grietas que supuran.

No hay quejas…Asombro solamente.

Una niña acurrucada entre las crines.

Llorará. Criaturas en la guillotina.

Las costillas siguen crujiendo.

miradas de opaca transparencia.

ojos que no ven. Luz de espuma.

Caballo muerto,

todo en ti son recuerdos y locura.

Caballo muerto…Nada más que eso.


Epitafio


Nos veremos

en la próxima pradera,

cuando dejen de acosarnos

las húmedas y vengativas distancias.

Allí encontraremos los tesoros

que hace tiempo escondimos:

tú, las hojas de plata;

yo el corazón de fuego.

Allí nos encontraremos,

y podremos bañarnos

en el mar de la inconsciencia,

y así limpiar nuestra sangre

de terribles recuerdos.

Y si ya no puedes quererme,

reinventaré el amor.

Porque ahora,

yo soy un perro rabiosos, y tú…

tú eres un caballo muerto.