miércoles, 21 de noviembre de 2012

Para qué hablar.


Inútiles resultan mis nublados
en el cielo de entre mis orejas,
absurdas se me antojan mis palabras
para expresar lo que este loco piensa,
así que para que hablar nada.
Si mi silencio y mi soledad me
designan como un loco
y mis actos y miradas gritan
a destajo que me siento solo,
para que hablar nada.
Si hoy en día nadie escucha
y quién escucha no lo pone en práctica,
para que me sirve desgañitar mi alma.
Condenado a vivir conmigo mismo
en perfecto matrimonio con mi mente
camino triste, solitario entre la multitud
al ver a este mundo demente.

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