martes, 20 de noviembre de 2012

Rubén Suárez


Espejismo
(El arte del cunnilingus)
Corona la albura mirto voluptuoso
y al paso húmedo que desnuda el camino
se respira el sabor del fruto jugoso.
Palpita ofrecido el monte Venusino
Al gozo venal de la Náyade oriunda,
que osada, profana el misterio abisal
con palabra erecta y se insinúa profunda
constelando la sonrisa vertical.
Como unos labios en silenciosa armónica
cuyo rumor impregna el oasis sagrado:
dulce paréntesis de humedad platónica
donde el delirio pernocta bautizado
Y serpea corpóreo el universal espasmo ,
sin más cobijo que la injuria incisiva
ni más elixir que el bostezo del orgasmo
descubre en la orilla de espuma lasciva.
Se funden en delicada antología
mordiscos y caricias como hambre y sed,
como Empírea decadencia de armonía
que el crepúsculo engalana a su merced.

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